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La depresión en niños y jóvenes

depresión en niños y jóvenes

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Acerca de la depresión

Aproximadamente 2 de cada 100 niños, menores de 12 años, sufren depresión. Entre los adolescentes, esta cifra aumenta a 5 de cada 100. Todos los niños se sienten a veces tristes o abatidos, pero estos sentimientos no son duraderos. Se considera que un niño está deprimido si el sentimiento de tristeza persiste durante dos semanas o más. La depresión puede provocar tristeza y abatimiento en el niño durante un periodo prolongado de tiempo y puede llegar a interferir con su vida. Es posible que al niño todo le resulte complicado y, en los casos graves, pueda llegar a tener pensamientos suicidas. En términos generales se puede hablar de tres tipos de depresión.

Depresión leve

La depresión leve provoca que el niño se sienta infeliz, pero no le impide llevar una vida normal. Es posible que le suponga un esfuerzo llevar a cabo las tareas cotidianas y no les vea mucho sentido. Con unos pequeños cambios en el estilo de vida, puede recuperarse de la depresión leve.

Depresión moderada

La depresión moderada repercute de forma considerable en la vida del menor. Puede causar una sensación constante de abatimiento y tristeza. En este caso, el niño debe visitar a su médico, ya que es poco probable que los cambios en el estilo de vida ayuden a resolver el problema.

Depresión mayor

Si el niño se siente incapaz de enfrentarse a la vida diaria y tiene pensamientos negativos constantemente, es posible que padezca una depresión mayor. Esta enfermedad supone una amenaza para su vida, ya que podría intentar suicidarse, por lo que es importante acudir al médico de inmediato.

Síntomas de la depresión

Los síntomas de la depresión varían de una persona a otra. A veces puede resultar difícil determinar si aquellos que muestra un joven son los característicos del desarrollo en la adolescencia o si se trata de depresión. A continuación, enumeramos algunos de los síntomas más habituales de la depresión:

  • Sentimientos de desesperación e impotencia.
  • Episodios frecuentes de llanto.
  • Sensación de infelicidad la mayor parte del día.
  • Falta de autoestima y poco interés por ver a los amigos o familiares.
  • Dificultades para dormir.
  • Cansancio o falta de energía.
  • Dificultad para concentrarse.
  • Pérdida de confianza.
  • Cambios en los patrones alimentarios.
  • Dolores sin causa aparente.
  • Pensamientos sobre la muerte o el suicidio.
  • El tipo y el número de síntomas que mostrará el niño dependerán, si tiene una depresión leve o mayor. Si tu hijo presenta alguno de los síntomas antes enumerado y te preocupa que pueda sufrir una depresión, conversa con tu médico.

Complicaciones de la depresión

Aproximadamente uno de cada diez niños con depresión se recupera por sí solo, en un periodo de tres meses. Transcurrido un año, la mitad de los niños con depresión mejoran. En los casos graves, la depresión se asocia a autolesiones y suicidio, por lo que es importante que vigiles si se producen cambios en el estado de ánimo de tu hijo.

Causas de la depresión


Entre los factores que pueden provocar la depresión en niños y jóvenes se encuentran los siguientes:

  • Problemas familiares o separación de los padres.
  • Muerte de un familiar, un amigo o alguien cercano.
  • Acoso escolar.
  • Abandono.
  • Trastornos de salud prolongados o enfermedad grave.
  • Dificultades escolares.
  • Cambio importante en su vida, como una mudanza de domicilio.
  • Problemas con los amigos.
  • Abuso de alcohol u otras sustancias.

Se cree que la depresión es hereditaria y que si un niño tiene algún familiar cercano con depresión tendrá más probabilidades de desarrollarla. Es más habitual en las niñas que en los niños, pero las tasas de suicidio en la adolescencia son más elevadas entre los niños que entre las niñas.
La depresión también se asocia a cambios en el funcionamiento cerebral del niño. Es posible que se produzcan cambios químicos en el área del cerebro que controla el estado de ánimo y por ellos se generen los síntomas de la depresión.

Diagnóstico de la depresión

Si sospechas que tu hijo padece una depresión, es importante que consultes a tu médico lo antes posible. Él será un buen punto de contacto para empezar y podrá recomendarte someter al niño a una serie de pruebas médicas y psicológicas, para determinar si existe algún otro trastorno médico que esté causando estos síntomas.

Muchos jóvenes se recuperan por sí solos, pero si la depresión de tu hijo es mayor puede que tu médico lo remita a un servicio de salud mental para niños y jóvenes. También es posible que el niño tenga que acudir a la consulta de un psiquiatra, un médico especializado en trastornos de salud mental. También podría ser remitido a un psicólogo clínico, con el que podrá hablar de los problemas que le preocupan.

Tratamiento de la depresión

Casi un tercio de los niños o jóvenes que han padecido un episodio depresivo tendrá, como mínimo, una recaída durante los cinco años posteriores. Sin embargo, la mayoría de los niños y jóvenes que han sufrido un episodio depresivo acabará llevando una vida adulta normal.
Son varios los tratamientos disponibles para la depresión. El tipo de tratamiento que se recete a tu hijo dependerá de la gravedad de la depresión.

Medicamentos

En el caso de los niños y adolescentes, los antidepresivos únicamente se recetan si se trata de una depresión mayor o si los síntomas persisten. Si el médico receta algún tipo de medicación, por regla general se tratará de un antidepresivo llamado fluoxetina (Prozac), combinado con alguna terapia. Durante las cuatro primeras semanas del tratamiento, se controlará al niño semanalmente y, más adelante, con la periodicidad que determine el médico. También te informaran sobre los posibles efectos secundarios y la duración prevista del tratamiento. Lea siempre el prospecto de información para el paciente que acompaña a los medicamentos.

Si el niño no se siente bien después de tomar fluoxetina o, en casos muy extraños, si tiene pensamientos suicidas o ha perdido mucho peso, es posible que el médico le recete un antidepresivo distinto, como la sertralina o el citalopram. No deberían tomarse otros antidepresivos, como la paroxetina o la venlafaxina, ya que pueden tener efectos secundarios graves.

Cuando empiece a sentirse mejor, el niño deberá tomar los fármacos antidepresivos durante seis meses, para poder garantizar su recuperación.

Tratamiento hospitalario

La mayoría de los niños y jóvenes con depresión pueden ser tratados y mejorar sin que sea necesario ingresarlos en el hospital. Sin embargo, si tiene pensamientos suicidas o a su médico le preocupa que pueda autolesionarse, quizás necesite el refugio y la protección que proporciona un hospital. Si el médico considera que ésta es la mejor decisión, facilitará a los padres y al propio afectado la información y el asesoramiento pertinente.
 

Psicoterapia

La psicoterapia consiste en que el niño hable con un terapeuta sobre sus problemas. En estas sesiones, el terapeuta no dará consejos ni recetará ningún tratamiento, sino que formulará preguntas para tratar de resolver las preocupaciones del niño o del adolescente. Algunas veces, los terapeutas pueden trabajar con los padres y con la escuela del niño.

La terapia conductual cognitiva puede contribuir a que el niño cambie su comportamiento, los pensamientos y sentimientos negativos que pueden haberse desarrollado desde que empezó a sentirse deprimido. En función de la gravedad de la depresión, la terapia conductual cognitiva puede llevarse a cabo de forma individualizada o en grupo, con otras personas de la misma edad.

En la terapia interpersonal, el niño habla con un terapeuta sobre los problemas que pueda tener en sus relaciones con los amigos, los familiares o personas del entorno escolar. El terapeuta ayudará al niño a resolver o gestionar sus problemas.

La terapia familiar es un tipo de tratamiento en el que participan tanto el niño como los padres. Se reunirán todos juntos con un terapeuta y el joven afectado expresará sus problemas. El terapeuta puede ayudarles a hacer frente a estos problemas.

El tipo de psicoterapia que seguirá el niño dependerá de las opciones disponibles, de sus preferencias y de la gravedad de la depresión.

Terapias complementarias

Los adultos suelen tomar hipérico, también conocido como St John's-wort, como alternativa a los antidepresivos. En el caso de los niños no se debería recurrir a este remedio natural para tratar la depresión, puesto que se desconocen sus efectos secundarios en estas edades.

Más información

Fuente:

https://www.sanitas.es/sanitas/seguros/es/particulares/biblioteca-de-salud/psicologia/prepro_058971.html

Esta información fue publicada por el equipo de Bupa de información sobre la salud, y está basada en fuentes acreditadas de evidencia médica. Ha sido sometida a revisión por médicos de Bupa. Este contenido se presenta únicamente con fines de información general y no reemplaza la necesidad de consulta personal con un profesional de la salud calificado.
 

Fecha de publicación: 2020